Natalie regresó a casa después de cenar fuera con Mia, ya que ambas tenían mucha hambre. Después de lo ocurrido, no les quedaron ganas de quedarse en la gala benéfica.
Al entrar, notó que Justin y su abuelo, Alberto, aún estaban despiertos en la sala, esperándola a pesar de la hora tardía.
Echó un vistazo a Justin, que despreocupadamente se servía un vaso de agua, y luego se volvió hacia su abuelo. —Abuelo, pensé que no volverías esta noche.
—Estaba preocupado después de que fuiste a ese evento, pero ahora que has vuelto sana y salva, puedo descansar tranquilo. Iré a la cama ahora. Ustedes dos deberían dormir temprano. —Se levantó y se dirigió al dormitorio, sintiéndose somnoliento por sus medicinas.
Natalie asintió y vio cómo su abuelo se dirigía a su habitación. Se acercó a la mesa del comedor, llenándose un vaso de agua mientras Justin dejaba su vaso vacío.
—Has vuelto más temprano de lo esperado —dijo ella casualmente, aunque su mirada se detuvo en él más de lo usual.