Esa misma tarde, Briena y su madre, Clara, llegaron a una habitación privada en uno de los hoteles de alta gama, donde habían organizado una cena con Ivan y su madre, Amelia. El propósito era aclarar el reciente incidente que había impactado negativamente la imagen de Briena.
—Madre, ¿y si Ivan rompe el compromiso conmigo? —la voz de Briena temblaba, su rostro triste, los ojos húmedos con lágrimas no derramadas.
—No sucederá —aseguró Clara, con tono firme—. Ya he hablado con su madre. Tu abuela ha ordenado limpiar todas esas noticias, y hasta ha ofrecido un nuevo contrato de proyecto a los Browns. Con el poder que tenemos, no tienen más remedio que cumplir.
—Pero Natalie... no va a detenerse. Estoy segura de que seguirá creando problemas para mí. No aceptará verme con Ivan. ¿Y si trama algo de nuevo? Ella está allí viviendo con su esposo, y aquí estoy yo... —Briena se ahogó con sus palabras, las lágrimas cayendo de sus ojos.