—Eso será todo por hoy —dijo Nathan—. Aquellos de ustedes que necesitan presentar propuestas deben tenerlas en mi escritorio al final de esta semana.
Todos alrededor de la mesa redonda asintieron antes de ponerse de pie y comenzar a salir de la sala de reuniones. Esta sería mi séptima reunión del día y ya me sentía mareado. Tenía hambre pero no podía darme el lujo de detenerme ni siquiera para una comida simple.
Alcancé la taza de café gruñendo de molestia al darme cuenta de que estaba vacía. Justo antes de que la última persona saliera de la sala de reuniones, mis ojos se posaron en Gamma Cole y el presupuesto de seguridad enviado por el departamento financiero antes entró en mi mente.
Sin demora, le llamé. —Gamma Cole, ¿un momento, por favor?
Él asintió a sus subordinados, indicándoles que continuaran mientras él volvía hacia donde yo estaba sentado en la cabecera de la mesa.
—Alfa, usted llamó —dijo al acercarse.
