Ramsey
Miraba fijamente al techo, mis pensamientos derivaban hacia Lyla a pesar de los cuerpos cálidos de las dos Omegas desnudas que dormían a mi lado, no podía dejar de pensar en ella.
La luz de la mañana filtrándose por las cortinas proyectaba sombras por la habitación, resaltando la ropa esparcida por el suelo —prueba de la pasión de anoche. Mis cejas se fruncieron en un gesto de preocupación mientras me preguntaba si Lyla aparecería.
Había enviado a Lenny a la reunión de ayer, esperando que pudiera ayudarme a convencerla de que se reuniera conmigo. Lax —mi lobo ha estado rondando con expectativa desde su llegada. Lo único que me detenía de ir a Cresta Azul era que necesitaba estar seguro de que me quería tanto como yo a ella.
Pero eso no importaba. Si me quería o no. Era solo cuestión de tiempo antes de que viniera a mí. Es solo que, la paciencia no era una de mis virtudes.