Ramsey
Dos años después.
La luz del Hospital de la Manada brillaba intensamente sobre mí mientras estaba sentado inmóvil en el área de recepción, con las piernas estiradas frente a mí, mirando fijamente el suelo.
Mi ropa estaba manchada de sangre y con rayas rojo oscuro que ya habían secado, pero aún olían frescas en el aire a mi alrededor. Mis dedos envolvían firmemente un collar, el cual sujetaba como un salvavidas; su colgante se calentaba contra mi palma, un gran contraste con el frío que se había instalado en mi pecho.
A mi alrededor, los Doctores y Enfermeras de la Manada, incluyendo Sanadores, se apresuraban entrando y saliendo de los quirófanos, sus rostros tensos con temor... No podía culparlos, tenían dos vidas que salvar.