—Tarareaba suavemente una tonada desconocida mientras movía la aspiradora por la alfombra del salón. Han pasado tres meses desde que empecé a salir con Xander y lo único de lo que me arrepiento es de no haberlo conocido antes.
Xander era todo lo que podía esperar de un hombre. Mis ciclos de celo, que solían ser terribles, eran algo que esperaba con ansias cada mes porque Xander lo hacía fácil.
Hoy, yo y la Niñera estábamos haciendo la limpieza de primavera y alternaba entre mis quehaceres y mandar mensajes de texto a Xander.
Mi teléfono vibró de nuevo en mi bolsillo y no pude evitar la sonrisa que se esparció por mi cara mientras lo sacaba. El nombre de Xander aparecía en la pantalla, acompañado de un mensaje que hacía palpitar mi corazón.
Dejé la aspiradora para responderle cuando la voz de la Niñera interrumpió mi ensueño.
—¡Lyla! ¿Estás en ese teléfono otra vez? ¡Aún no hemos terminado!"