Faye cerró los ojos, la suave oscuridad la envolvía.
Un suave suspiro escapó de sus labios, llevándose consigo el anhelo por la presencia de Sterling.
Casi podía imaginar el calor de su aliento en su piel, mientras el sonido de su voz ronca llenaba sus oídos, susurrándole su apodo.
Faye recordó la ternura en su toque, sus cálidas manos acariciando su rostro, mientras el aroma de su jabón perduraba en el aire.
La sensación afectuosa de sus suaves besos mientras salpicaba sus mejillas, y en ese momento, creyó escuchar su voz diciendo, "Te amo, querida mariposa..."
Faye respiró, "Te amo también y me siento sola... por favor ven a casa pronto."
Abrío sus ojos con las cortinas aún aferradas en sus manos, y lentamente las cerró mientras la tormenta afuera se volvía tan feroz que uno no podía ver su propia mano frente a su rostro.
Tap…Tap…Tap…
Un ligero golpeteo vino de la puerta de la alcoba. —Pasa —dijo ella, su voz suave y melodiosa.