La última vez que Sterling recordó sentir tanta tristeza y dolor fue cuando perdió a su madre siendo niño. Esa fue la última vez que derramó lágrimas de dolor. En ese entonces, estaba completamente solo, sin nadie que lo consolara.
Pero ahora lo entendía. Ya no estaba solo… Tenía a Faye, su encantadora mariposa, para compartir su vida.
El pensamiento de esto de repente bañó su mundo en un brillo inesperado que nunca podría haber imaginado.
Se dio cuenta de que fue solo después de casarse con Faye que su corazón se abrió, que finalmente dejó de vivir una vida solitaria, manteniendo a todos a distancia. Así él o ellos no resultarían heridos.
Sus hombros temblaron mientras las lágrimas fluían de sus ojos. Su tormenta de emociones era como una ola que irrumpía en la playa, arrasando con todo a medida que retrocedía.
Ya no le importaba lo que pensara nadie. Dejó ir su orgullo y mostró sus verdaderos sentimientos a Faye.