Faye observaba a la pequeña en su regazo, notando su postura nerviosa. Poco a poco la animó a hablar.
—Está bien Lana, susúrrame al oído y dime qué es tan importante. No te preocupes. Mantendré esto en secreto entre nosotros. Nadie jamás se enterará.
Tras escuchar las amables palabras de la Duquesa, Lana se inclinó hacia su oído y cubrió la esquina de su boca con la mano para que nadie pudiera ver o escuchar lo que estaba preguntando.
Faye escuchaba atentamente, su expresión facial no revelaba nada de la conversación privada.
Una vez que Lana terminó, se recostó un poco más relajada al ver a la Duquesa sonriendo amablemente y no riéndose de su petición.
Entonces Faye se inclinó hacia ella, dándole una mirada gentil, y dijo:
—Tú y tu hermana se quedarán después de que los demás hayan terminado de dar sus flores. Hablaremos más sobre este asunto.
La niña suspiró y saltó del regazo de Faye, corriendo hacia su hermana mayor, que aún estaba irritada con la niña.