```El hedor rancio y podrido de dos Girox golpeó las fosas nasales de Merrick, haciendo que su estómago se retorciera por el olor putrefacto. Se tapó la cara con la mano, intentando escapar del olor nauseabundo.
Estaban cerca, y podía oír sus pisadas en las hojas y la nieve acercándose a donde él y Carter estaban escondidos.
No había tiempo para huir y, enfrentado a la posibilidad de ser golpeado hasta la muerte y comido por los monstruos o ser descubierto y perder su objetivo, Merrick no tenía opción.
Ordenó a Carter que se preparara.
A través del enlace mental, mandó:
—Levántate, joven paladín, saca tu arma. Es hora de poner a estas bestias en su lugar—. Carter observó a su comandante desenvainar su espada, y el joven caballero hizo lo mismo.
—¿Y Aaron? ¿No vamos a revelar nuestra posición?
El vicecomandante explicó: