Faye se situó frente a Sterling, y el cálido resplandor de la chimenea crepitante, cuya luz parpadeante danzaba sobre las curvas de su cuerpo.
La observó bajar la cabeza tímidamente, los hombros caídos mientras cubría el frente de su pecho con sus brazos. Aún era demasiado tímida como para que él mirara su desnudez.
Solo vestía un delicado par de bragas de algodón. Su piel expuesta revelaba un tapiz de moretones y marcas infligidas por la cola de Arvon. Su mano se deslizaba tiernamente sobre su carne desnuda.
La vista de su piel dañada enfurecía al Duque, quien examinaba cada detalle, sintiendo una mezcla de enojo y preocupación.
Faye podía sentir que a Sterling le incomodaba el estado de su cuerpo. Murmuró, deseando que dejara de preocuparse.
—Tengo frío. Su Gracia, me gustaría cubrirme.