Aliviado del dolor abrasador en su brazo, Sterling soltó un suspiro agudo que no se dio cuenta que estaba conteniendo. —Gracias —dijo sinceramente—. Aprecio lo que acabas de hacer por mí.
Faye asintió, su actitud amable constante. —Es un placer, dulce esposo —se inclinó y dejó un tierno beso en su mejilla áspera—. Cuidarte es importante para mí. Me da un propósito, algo que he carecido durante mucho tiempo hasta que llegaste tú.
Sterling no pudo evitar sentir una profunda gratitud por la dedicación inquebrantable de su nueva esposa. Una amplia sonrisa se extendió por su rostro mientras expresaba su gratitud, —Estoy realmente contento de que seas tú quien me cuida. Te amo, Faye Thayer —pasó su pulgar sobre su mejilla sonrojada.
Su sonrisa se volvió aún más suave mientras colocaba suavemente su mano en su brazo. —No te preocupes, siempre estaré aquí para ti, mi amor. Así como tú has estado para mí.