La luna en lo alto se abrió paso entre las nubes en el cielo nocturno. Sus rayos perlados caían sobre la tierra, revelando el esqueleto de Carter bajo su carne, retorciéndose de manera antinatural y los huesos reformándose de una manera inusual.
Vapor emanaba de su cuerpo en el aire helado de la noche. Ella podía oler su agradable y almizclado aroma mezclado con jabón.
Gruñía y aullaba mientras el dolor se apoderaba de él. Ella podía escuchar crujidos y estallidos en sus huesos mientras caía al suelo, retorciéndose y jadeando de dolor.
Dahlia no sabía si debía desafiarlo y huir o hacer lo que él decía y quedarse.
Lágrimas caían por su rostro mientras su corazón se revolvía en su pecho. Dahlia luchaba contra su instinto de huir y en cambio confiaba en que él no le haría daño.
Cautelosamente, avanzó hacia la imponente figura del hombre lobo, conocido por ella como Carter. El suave crujir de las hojas bajo sus rodillas resonaba en el silencio de la noche.