La voz de Merrick resonaba a través de la cámara escasamente iluminada mientras se levantaba para expresar sus preocupaciones. —Ahora que se ha decidido que la Duquesa permanecerá en Everton —comenzó—, tan solo será cuestión de tiempo antes de que el imperio entero descubra la asombrosa habilidad de su Gracia para lanzar bendiciones curativas usando la luz de Serpens. La importancia de sus palabras perduraba en la sala, acompañada por el ocasional chirrido de una silla mientras los presentes se acomodaban incómodamente en sus asientos.
Observaba intensamente a su comandante, el sonido de la madera crepitando en la chimenea y el olor de la leña quemándose llenando sus fosas nasales. Preguntó —¿Qué piensa hacer ahora? Durante tres largos años, el imperio ha estado esperando desesperadamente a que aparezca un nuevo salvador desde que la plaga arrasó estas tierras.