—Por favor, no más... No creo poder sobrevivir otra ronda contigo y tenemos gente esperando —dijo ella.
Él sonrió ante su protesta, y replicó:
—Nadie ha muerto jamás por satisfacer su deseo. Creo que vivirás —sus dedos hallaron su camino entre sus muslos y frotaron con firmeza contra su clítoris dolorido.
Ella suplicó, apenas capaz de forzar la palabra desde sus labios —Mmmm... ¡Ahhh! ¡Ngh! Yo-Yo, por favor p-para... —su cabeza cayó hacia atrás sobre su hombro mientras sentía cómo todo su cuerpo se estremecía ante otro clímax que se avecinaba.
Su núcleo explotó en éxtasis—¡NGH!! ¡STERLING!!! —Faye gritó, su voz rebotando contra las paredes de mármol del baño.
Sterling lamió el sudor salado de su nuca y susurró palabras ardientes de aliento en su oído:
—Es emocionante ver la luz en tus ojos cuando te deshaces en mis brazos —ronroneó—. Me encanta oírte gritar mi nombre.