Faye se acurrucó en el cuerpo de Sterling mientras se alejaban de los andamios. El frío y húmedo clima habían hecho mella en su pequeña estatura. Mientras ella frotaba sus manos para calentarse, Faye no podía evitar preocuparse por lo que le sucedería después.
La turbulencia emocional entre ella y Sterling era evidente, y sabían que estaban lejos de estar seguros después de lo que acababa de ocurrir. Sin embargo, por ahora al menos, ambos estaban fuera de peligro, donde ella podría despejar su mente y descubrir cuál sería su próximo movimiento.
El Duque se sentó al lado de Faye, con los labios apretados, sus músculos tensos y enrollados como un resorte. El Duque podía sentir el sudor en sus palmas mientras esperaba que la noticia se difundiera. Sabía que una vez que la habilidad única de Faye fuera revelada a la iglesia y al imperio de Eastcarin, oficiales de ambos lugares vendrían a buscarla. Intentarían robar su preciada mariposa.