—Los ojos de Faye parpadeaban nerviosos entre Sterling y Lena —no pudo evitar notar el repentino palidez que cubría el rostro de la princesa cuando el Duque anunció su nueva posición a todos en la mesa.
—Tan pronto como las otras mujeres en la sala se enteraron de la noticia, intercambiaron miradas y dejaron escapar un suspiro simultáneo de incredulidad. ¡Ja!
—Sus susurros apagados comenzaron a circular, haciendo que la cara de Lena se sonrojara intensamente de vergüenza.
—Incluso Faye, que no tenía vínculos con la sociedad real, sabía que este tipo de posición estaba por debajo del rango de Lena y era un insulto a su estatus. Lo que se le pedía era una bofetada en la cara.
—Lena lanzó a Sterling una mirada feroz, pero su expresión se suavizó cuando notó la burla maliciosa que se formaba en sus labios —No olvides —le recordó, tocando con los dedos la mesa—. No soy el único que te pide esto.