Ella estaba inusualmente muy tranquila y compuesta, especialmente esos ojos. En el pasado, cuando se enfrentaba a ellos, siempre había un atisbo de timidez, pero ahora podía percibir una agudeza contenida, y una mirada indiferente como si hubiera perdido todas sus emociones.
—Amalia, ya sabemos todo. ¿No planeas explicarlo ahora?
Al entrar, Grace no pudo contenerse, mientras que Alex, que debería haber estado más ansioso, permaneció sentado en silencio.
Amalia frunció ligeramente el ceño, y mirando a Arturo, —Tío, ¿por qué me has convocado?
Ella ignoró completamente a Grace.
—Amalia, Grace te hizo una pregunta. ¿Por qué no respondes? —dijo la Señora Rodríguez, descontenta.
Amalia no solo ignoró a Grace sino también ignoró las palabras de la Señora Rodríguez, simplemente mirando a Arturo.
Arturo, por alguna razón desconocida, permaneció en silencio, como si intentara avergonzar a Amalia.
Grace levantó orgullosamente la barbilla.