—Por supuesto, entrégala. Nos repartimos la recompensa a medias. ¿Qué te parece? —Kenny Lin chasqueó los dedos.
—No está bien —respondió Amalia.
Si Kenny Lin no hubiera ayudado intencionalmente a desviar la atención de la Chica Súcubo, no habría sido tan fácil.
—La recompensa es de diez millones —añadió Kenny Lin.
Amalia guardó silencio por un segundo antes de aceptar:
—Trato hecho.
—No puedes quedarte más en este lugar. Si la Chica Súcubo no regresa, su hermano vendrá a buscarte. Así que, tengo una propuesta —sonrió Kenny Lin—. Puedes mudarte a mi apartamento. Su hermano no esperará que tú no salgas del apartamento para nada, y si tenemos suerte, podríamos incluso capturar a su hermano por la recompensa. ¿Qué te parece? —la persuadió con dulzura.
Amalia quería discrepar, pero no podía encontrar un nuevo lugar para quedarse en tan poco tiempo. Quedarse en un hotel corría el riesgo de ser notada por las familias Rodríguez y Yodder.
