—Los artículos de esta tienda no tienen un horario fijo de reposición. Si quieres comprar algo, puedes enviar un mensaje privado al tendero, pero no esperes una respuesta rápida —le informaron.
Yannis estaba algo escéptico respecto a esta explicación. Dirigiendo un negocio, parecía improbable que el dueño de la tienda no mantuviera un ojo constante en su tienda. Usualmente vinculaban sus dispositivos de comunicación para recibir notificaciones. Sin embargo, para su sorpresa, había pasado una hora sin respuesta.
Yannis frunció el ceño y, disgustado, cerró la Red Espiritual Net.
...
Amalia se conectó a la Red Espiritual Net, pero antes de que pudiera revisar sus mensajes, recibió un mensaje de Carlos. También habían intercambiado números de contacto en el mundo real.
Carlos envió una serie de emojis llorando en un solo mensaje.
—¿Qué pasa? —preguntó Amalia.
—Hermana Mayor, mi... mi Artefacto se rompió de nuevo —respondió Carlos desde el otro lado del dispositivo de comunicación, al borde de las lágrimas.
Había gastado 1.5 millones en ese Artefacto, y apenas había durado medio mes. Ni siquiera había terminado de pagar las deudas que había acumulado.
—¿Cómo se pudo romper tu Artefacto? ¿Te metiste en una pelea? —Amalia sabía lo robusto que era su propio Artefacto; era impervious a la mayoría de los ataques físicos.
Carlos dudó mientras explicaba lo que había sucedido.
Carlos había tomado prestado un millón de sus padres para comprar este Artefacto, y apenas había estado en su posesión unos días antes de que su primo mostrara interés en él.
Quería intercambiar su propio Artefacto por el de Carlos, pero él naturalmente se negó.
Tras ser rechazado, su primo, por celos, comenzó a maquinar contra él en secreto, con el objetivo de destruir el Artefacto de Carlos.
Carlos, en un momento de descuido, notó una grieta en la superficie de su Artefacto, reduciendo severamente su poder.
Su primo, habiendo logrado su objetivo, inmediatamente se burló de Carlos, incluso diciendo que las cosas que él no podía obtener, nadie más debería esperar conseguirlas tampoco.
Carlos se quejó ante el mayor en casa, pero no solo su tío y tía no reprendieron a su primo, sino que también se pusieron de su lado, criticando a Carlos por no saber cómo cuidar y acomodar a su hermano menor.
Carlos estaba lleno de ira pero se dio cuenta de que sus padres tampoco podían ayudarlo. Cuanto más lo pensaba, más frustrado se sentía, llevando a la escena donde buscaba la ayuda de Amalia.
—Puedes enviarme el Artefacto y veré si puedo repararlo —dijo Amalia después de un momento de reflexión.
Los ojos de Carlos se iluminaron. —Hermana Mayor, ¿puedes reparar Artefactos?
—Sí, he ayudado a otras personas con reparaciones antes —dijo Amalia, refiriéndose a sus experiencias en su vida anterior.
Carlos estaba ansioso por enviar su Artefacto a Amalia.