Sí, Amalia debe estar tranquilizando deliberadamente a Javier Hermandez al mencionar una probabilidad del setenta por ciento para estabilizar sus emociones.
—Amalia, ¿es verdad lo que has dicho? Los ojos de Javier Hermandez se encendieron nuevamente con esperanza.
—Nunca miento —respondió Amalia con seriedad.
Yuno Lopes asintió, comprendiendo que era en efecto una mentira benevolente.
Javier Hermandez sonrió aliviado.
Aunque su rostro seguía pálido, era evidente que ya no estaría sumido en la tristeza de haber perdido un brazo.
—Creo en ti, Amalia. Confío en ti.
Al ver cómo él confiaba incondicionalmente en Amalia, Yuno Lopes suspiró internamente, esperando que el día en que él supiera la verdad no llevase a un colapso.
Amalia entonces procedió a tratar nuevamente las heridas en el brazo de Javier Hermandez.
El miembro cortado fue colocado en el Anillo Soltice, donde el tiempo se congeló.
Era más efectivo que cualquier método de conservación.
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