Amalia levantó una ceja. Era ciertamente una excusa muy creíble.
Esta persona se mantuvo compuesta en una crisis y logró inventar una historia tan convincente —era una lástima.
—Qué pena —expresó.
Guerrero Long la miró de reojo, esta chica, siendo incriminada y aún así capaz de decir tales palabras.
No es de extrañar que el Profesor Frans también la tuviera en alta estima.
—Amalia, ahora que tus sospechas han sido aclaradas, puedes irte. La escuela se encargará del resto —dijo Guerrero Long.
—Director Long... —Amalia quería decir algo.
—Ya sé lo que quieres decir. Si alguien realmente lo manipuló desde detrás, eventualmente encontraremos pistas. Vuelve a tu salón y continúa con tus lecciones —Guerrero Long la interrumpió.
Amalia miró a Bertrand Ramírez, quien bajó la cabeza y sin expresión.
No creía que absolutamente nadie estuviera detrás de él, pero solo había unas pocas personas que podía sospechar.
No era necesario precipitarse en este momento.