—Ahora entiendo —respondió Amalia con calma.
Los dos hombres cercanos no pudieron evitar suprimir una sonrisa burlona.
—Llévensela —resopló Guerrero Long.
En la habitación, había otro espacio cerrado con tres estudiantes dentro.
Ellos son los que estuvieron involucrados en el robo de preguntas de examen.
Guerrero Long trajo a Amalia ante ellos para confrontarla.
—¡Es ella! —El joven del medio, con los ojos rojos y llorosos, miró a Amalia con animosidad instantánea.
—Si no fuera por su instigación, no habríamos pensado en robar las preguntas del examen. ¡Todo es por culpa de ella! Solo fuimos tontos por un momento. Profesor, por favor, denos otra oportunidad; prometemos que no nos atreveremos de nuevo. ¡Seguiremos estrictamente las instrucciones de la escuela en el futuro!
—Sí, sí, fuimos engañados por ella. Realmente no queríamos robar las preguntas del examen —los otros dos, aparentemente despertados por su fervor, añadieron.
Las pruebas parecían apuntar a Amalia.