Luego se acercó y dijo:
—Aquí está el agua que pediste.
—Vale, gracias —Isabella Xiao dio un sorbo y dejó el vaso suavemente sobre la mesa—. Debería irme ya para no robarte más tiempo. Nos vemos en clase mañana.
Amalia la acompañó hasta la puerta y luego volvió para vaciar el vaso de agua casi intacto.
Unos días después, las discusiones sobre el examen comenzaron entre los compañeros en la clase de refinamiento de artefactos.
El examen en la universidad de refinamiento de artefactos era diferente del departamento de armamento; las preguntas las establecía la escuela.
Cada año, las preguntas eran diferentes pero tendían a aumentar en dificultad, y eso llevaba a quejas generalizadas cada vez.
Al llegar a clase y sentarse, Amalia escuchó una conversación entre dos estudiantes.
—Si tan solo conociéramos las preguntas del examen de antemano.
—¿Estás loco? ¿Cómo podrías saber las preguntas de antemano? ¿Pensando en robártelas?