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—¿Qué quiere transmitir el Joven Maestro Yoder? ¿Por qué motivo me ha llamado aquí? —preguntó Yannis Yoder, recuperando lentamente su compostura.
—Al verlo calmarse, Karina Wences fue directa al grano —Si no me equivoco, fuiste tú quien utilizó la fragancia ósea dispersante en Amalia, ¿verdad?
—Considerando su enemistad, no había nadie más a quien se atrevería a usar esas drogas prohibidas excepto Amalia.
—Sí, pero no la vi personalmente ingerir la fragancia ósea dispersante —La expresión de Yannis Yoder se volvía más fría al ver a Amalia tan animada, pensando que no había sido afectada.
—Rasler sospecha que efectivamente ingirió la fragancia ósea dispersante —dijo fríamente Karina Wences.
—Los ojos de Yannis Yoder se iluminaron de repente, pero luego lo encontró improbable y negó con la cabeza —Han pasado veinte días, si realmente ingirió la fragancia ósea dispersante, sería imposible que siguiera viva.
