—No hace falta, también lo hago por mí —Xylia Lazaro negó con la cabeza, y luego hizo una pausa—. ¿Quieres escuchar una historia?
—No, gracias —respondió Amalia sin vacilar.
Xylia Lazaro se quedó momentáneamente desconcertado por la negativa abrupta.
La miró fijamente —Bueno, no tendrás la oportunidad de escucharla en el futuro.
De repente se sintió intrigado, pero esta persona rechazó directamente su oferta. ¿Acaso parecía intimidante? Aunque no tenía un rostro celestial, tampoco era feo.
Amalia pasó unos minutos revisando la información y luego se la devolvió a Xylia Lazaro.
—¿Tan rápido? —Xylia Lazaro estaba a punto de comentar cuando recordó que se rumoreaba que esta persona había sido una de las mejores estudiantes en el departamento cultural.
—Sí, memoricé las partes útiles. Tengo otros asuntos de los que ocuparme, así que me voy —dijo Amalia apresuradamente y se fue.
Tres días no eran largos, pero tampoco cortos.
