Amalia podía incluso ver los pelos de su nariz antes de que su madre la apartara a un lado.
—Ignora a tu padre. ¿Arturo te ha causado algún problema de nuevo? —El rostro elegante de su madre reveló una pizca de preocupación.
Amalia tomó una respiración profunda —No, llegaré a casa esta noche.
Los ojos de su madre se iluminaron levemente, y asintiendo con entusiasmo —Está bien, está bien. Mamá cocinará y te esperará. ¿Te quedarás aquí esta noche?
Amalia asintió levemente.
Los ojos de su madre ahora brillaban. En la memoria de Amalia, esta mujer decidida y fuerte solo revelaba su lado femenino cuando estaba frente a su hija y esposo.
—Cariño, cariño, déjame hablar con nuestra hija! —Su padre saltaba como un niño detrás de su madre.
—¿Cuál es la prisa? Tu hija regresará esta noche, hay mucho tiempo para hablar.
Su madre reprendió a su padre, quien parecía muy agraviado, y luego giró la cabeza con una cara sonriente —Hija, sigue adelante, te esperaremos esta noche.