Bai Xifeng suspiró aliviada al ver que esa gente ya se había ido. Parecía que buscaban este huevo. Se dio la vuelta y miró el huevo.
El huevo se quedó estupefacto al mirar a su alrededor. Este lugar era otro espacio parcial. No cualquiera podría tener esta maravilla. Este lugar fue creado por un poderoso maestro de formaciones.
—¿Eres tú quien creó este espacio? —preguntó el huevo.
—Claro que no. Es cosa de mi madre —dijo Bai Xifeng.
—Este lugar es increíble. No solo puede contener seres vivos, ya tiene Qi espiritual. Me gusta mucho aquí —declaró el huevo.
El huevo rodó de un lado a otro expresando su felicidad. Mientras rodaba, golpeó algo. Cuando levantó la vista, vio a una enorme pitón. El huevo se quedó paralizado.
La enorme pitón miró hacia abajo al huevo.
—¿Lo has contratado? —Baishe se transformó en humano y preguntó a Bai Xifeng.
—Fue iniciativa suya hacer el contrato conmigo —explicó Bai Xifeng.
Baishe soltó una carcajada. —Realmente eres una persona afortunada.
