Liu Lan se giró y vio a Bai Xifeng. Le sonrió lascivamente a Bai Xifeng.
—¿De qué habla, señorita Bai? —Liu Lan avanzó para acercarse a Bai Xifeng.
Al ver que Bai Xifeng no se movía, Liu Lan intentó agarrar la mano de Bai Xifeng.
—Parece que realmente me has olvidado. —Se rió Bai Xifeng.
Bai Xifeng levantó la pierna y pateó a Liu Lan en el estómago. Liu Lan salió volando hasta que cayó al suelo. Gruñó de dolor. Su ayudante se apresuró a ayudar a Liu Lan.
—Su Alteza, ¿está bien? —El ayudante ayudó a Liu Lan.
Liu Lan levantó la vista hacia la chica que parecía no importarle haber pateado a un miembro de la familia real. Entonces, finalmente recordó que había sido pateado por ella antes en la tienda.
—Tú eres esa... —Dijo Liu Lan a Bai Xifeng con dolor.
—Parece que finalmente me recuerdas, Su Alteza. ¿Qué tal la patada? —Sonrió Bai Xifeng.
—¿Cómo puede ser? ¿Por qué te vuelves más y más hermosa? —Dijo Liu Lan.
