—Aquí lo tienes —cuando su esposo trajo los trescientos taeles, el Anciano Chen todavía quería ponerse importante, pero Yu Dong era más astuta que ella, arrebató la bolsa del Anciano Chen antes de que este pudiera decir algo y comentó:
— Tienes suerte de que no esté de humor para probar si tu hija está borracha o no, si fuera así, habría armado un escándalo aún más grande que este.
Eso cerró la boca del Anciano Chen antes de que pudiera decir algo y no tuvo más remedio que recoger a su hija y salir del patio con su familia. Sin embargo, Yu Dong, con sus sentidos auditivos alimentados por agua espiritual, podía escuchar al Anciano Chen maldiciendo y regañando a Chen Ying por ser estúpida y crear un lío que ella tenía que limpiar de nuevo —escuchando el regaño, Yu Dong estaba más o menos segura de que Chen Ying solo estaba tratando de tomarles el pelo todo el tiempo y estaba tan sobria como ella.
