—Xiang Bei parecía haber sabido que Zhu Cheng se negaría, su sonrisa ni siquiera vaciló lo más mínimo mientras hacía un gesto para que Zhu Cheng se sentara. La otra no quería seguir su orden y obstinadamente continuó de pie, al ver que no estaba dispuesta a escuchar, Xiang Bei suspiró. —Mira Señorita—
—Zhu Cheng.