—La sospechosa mirada de la Madre Chen era tan penetrante que Yu Dong sintió su espalda arder, pero no dijo nada, solo podía secar sus lágrimas por dentro y maldecir al propietario original por dejarle tal lío para limpiar. Ella fue una oficial honesta e íntegra en su vida pasada, pero ahora estaba siendo tratada así, ¿cómo no iba a estar molesta? Como oficial honesta, nunca aceptó sobornos e incluso sacrificó su vida por su país, ¿y ahora tenía que soportar tal actitud? ¿Dónde estaba la justicia?