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—¿Hmm? —Shen Li sabía que no dejaría pasar el asunto, así que aunque no estuviera dispuesto tenía que decirlo en voz alta, miró hacia otro lado, sus mejillas de un delicioso tono rojo mientras mordía su dedo índice y murmuraba— tus labios.
—Yu Dong levantó una ceja y sonrió con malicia mientras le mordisqueaba el labio inferior—. No sabía que me extrañabas tanto, deberías haberlo dicho.
—Shen Li hizo un puchero y le mordió la curva de su pecho como queriendo castigarla—. ¿Quién dijo que estaba cansada hasta los huesos y no podía ni levantar un dedo? No podría arrebatarte de mis hermanos, ¿verdad? Eso habría sido muy egoísta de mi parte.
—Sonriendo ante su enfurruñamiento, ella le llenó de besos hasta la línea de la cintura y sonrió tímidamente—. No te preocupes, esta vez trabajaré lo suficiente como para que todas tus quejas sobre mí se resuelvan, ¿está bien?