—El Viejo Han sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y extenderse por sus extremidades hasta las puntas. Ni siquiera sabía cómo describir la sensación; lo único en lo que podía pensar era en cómo su cuerpo se estaba endureciendo. Ni siquiera sus dedos daban señales de vida, y mucho menos su boca. La abría y cerraba como un pez dorado.
—Yu Dong observaba al anciano temblar, disfrutando del terror que centelleaba en sus ojos. En el mundo post-apocalíptico, ella era una oficial que había usado su espada para rebanar cabezas de zombis y colectar sus núcleos que estaban enterrados profundamente en sus cerebros. Si ella podía sacar esos núcleos y tragarlos sin limpiarlos para aumentar sus poderes, ¿todavía debería temer a estos viejos bastardos?