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Arabella se levantó para revisar su toga. Fernando hizo lo mismo. Resaltaba los tesoros que siempre estaban ocultos bajo su ropa.
—Cierto. Esto realmente es injusto. Puedo ver su cuerpo perfectamente tonificado pero él no puede ver el mío.
Arabella echó otro vistazo al cuerpo de Fernando y sí, realmente era atractivo. Ya no era tan inocente como para no notar la diferencia.
Solo con buscar un poco podía decir que su cuerpo era mucho más duro en comparación con el suyo que era mucho más suave.
—Creo que realmente debería hacer algo de ejercicio. No sería capaz de seguir el ritmo de la resistencia de Fernando en mi estado actual.
Arabella recordó que una vez que comenzaran a consumar, ella estaría demasiado exhausta cada vez mientras que Fernando estaría perfectamente bien. Quizás no sería capaz de satisfacerlo si siempre estuviera baja de energía. Por lo que podía recordar, él tenía bastante apetito.