Arabella reflexionó sobre cómo podría ayudar mejor a Nadia y a su pueblo. Llevar comida a la gente de Safiro seguía siendo la primera prioridad para evitar que mueran de hambre, desnutrición y enfermedades.
Fernando probablemente se encargaría de eso. Podrían enviar suministros desde el Granero Imperial y los Almacenes otra vez, justo como Prudencia.
—Pero la gente todavía necesitará comida preparada. Se ven tan débiles y enfermizos y sus hogares no estaban limpios ni seguros para que continúen quedándose. —murmuró para sí misma.
—Alwin, lleva investigadores contigo a Safiro y Dempsey —instruyó Ferdinand una vez que la historia de Nadia terminó—. Hazlo rápido. Quiero que estos problemas se resuelvan lo antes posible.
—¡Su Majestad está furioso! —pensó Alwin y Arabella se volvió a mirar a su esposo. Se estremeció al ver qué tan oscura era su aura. No es de extrañar que Nadia estuviera temblando ahora.
—Sí, Su Majestad —respondió Alwin y desapareció.