Aire frío y un sol verde lima recibieron a Neve y su invocación en el quinto piso.
Los rascacielos a su alrededor tenían ventanas de vidrio manchado. Neve casi se sentía como si caminara por una iglesia. Sus pasos resonaban a través de las calles vacías y solitarias. La niebla verde que les había impedido inspeccionar el piso desde la comodidad de la zona segura solo se había disipado lo suficiente como para que pudieran ver algunos metros adelante y detrás de ellos. Nada más.
—Oh, esa mala sensación que tenía antes es aún más fuerte ahora —comentó Erin mientras se deslizaba al lado de Neve—. Me siento igual que cuando entramos en esa cripta hace un tiempo.
Neve no respondió. En cambio, mantuvo su mirada fija en su mini-mapa, donde el marcador del jefe permanecía pegado al borde norte.
[Ojalá no haya sorpresas esta vez. Después de lo que pasó con Lia, definitivamente voy a comenzar a confiar mucho menos en los PNJs.]
