La habitación de invitados donde estaba Neve era tan silenciosa que la sanadora podía oír su propio corazón latiendo contra su pecho.
Estaba nerviosa.
Por varias razones. Primero, le preocupaba lo que sucedería con la capacidad de combate de Erin, pero también le preocupaba cómo tomaría esto la lamia.
Ya no podía postergarlo más, sin embargo. Esta era una conversación que tenía que suceder. Y así, Neve invocó a su llamada.
—¿Hm? ¿Cómo llegamos aquí? —preguntó Erin, mirando alrededor después de que Neve la invocara.
[Bueno... Supongo que esa es una manera de empezar.]