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Como el día estaba un poco cálido y acogedor, Lin Chen había salido al río a atrapar algunos peces. Se había esforzado y esperaba con ansias un desayuno opulento, pero cuando regresó, lo que vio fue que su mesa de comedor estaba completamente vacía, con solo un poco de pan de maíz y gachas de arroz; aunque tenía carne, comparado con la deliciosa singularidad de Su Wan parecía un poco deslucido.
—¿Dónde está Wan Wan? —preguntó Lin Chen con el rostro desencajado mientras colocaba el cubo lleno de pescado y camarones. Detrás de él estaba Lin Yu, que pasó cojeando hasta la mesa del comedor, también miró el desayuno simple y suspiró —pero a diferencia de Lin Chen, que no piensa antes de hablar— Lin Yu ya se había figurado por qué Su Wan tardaba, así que no dijo nada y cojeó hacia la casa de baños para darse un baño rápido.
