—¿Por qué duele tanto? —murmuró para sí misma.
—Toma esto, te ayudará con la resaca —dijo Fu Mingze mientras le entregaba un vaso de agua y aspirina.
Yang Meiyi lo aceptó y después de beberlo, se aclaró la garganta cuando vio a Fu Mingze parado ahí dándole una mirada estricta. Ella lo miró y dijo —Lo siento, no volveré a beber. Me alteré tanto cuando vi cómo actuaron todos después de leer el testamento de mi madre, ni siquiera mi papá me devolvió la llamada cuando me fui.
—¿Así que tu mejor idea fue ir al bar y beber hasta el estupor?
—Solo quería olvidar aunque fuera por un momento —dijo Yang Meiyi suavemente.
Fu Mingze suspiró y dijo —Deberías haber venido a mí, si necesitas a alguien con quien hablar, puedes hablar conmigo. Llevamos tres años juntos, ¿no confías en mí?
—Claro que sí. Cometí un error y no lo volveré a hacer.
—¿Y cuál fue tu error, Yang Meiyi?