—Necesito seguir corriendo —pensó—. En el segundo en que me atrapen, todo habrá terminado. No creo que vaya a tener una segunda oportunidad para poder escapar de estos secuestradores.
Esta era solo la segunda vez que Rika era secuestrada, pero había hecho entrenamiento mental y su madre la había obligado a leer sobre cosas relacionadas con los secuestros anteriormente.
Le ayudó a visualizar en qué tipo de situación se encontraba y cuánto riesgo corría.
Las posibilidades de supervivencia de Rika no serían altas si recibiera un disparo. Pero sabía que la mantendrían con vida.
Por ahora.
—Debería esconderme y llamar a alguien. Necesitaré intercambiar el teléfono de alguien para esta llamada —pensó.
Un grupo de escolares riéndose estaba sentado frente a Rika, quienes parecían no estar conscientes de su entorno. Robarles el teléfono fue un juego de niños para Rika.