—¿Qué opinas? —preguntó ella girando un poco hacia sus lados para darle una vista completa del vestido.
Él no dijo nada y ella giró la mirada para observarlo y vio un destello en sus ojos mientras la miraba fijamente.
—¿De verdad quieres saber lo que pienso? —preguntó él con una sonrisa burlona en su rostro.
—Por supuesto —respondió ella, frunciendo un poco el ceño mientras la suspense la hacía pensar que podría ser algo malo.
Él la atrajo hacia sí, de modo que ella quedó de pie entre sus piernas. —Creo que tú… —alargó él, mirándola profundamente a los ojos.
—Sí —susurró ella, apoyando sus brazos en sus hombros. Él la bajó hasta que sus labios estuvieran a centímetros de los de ella.
Mauve se sonrojó, no tenía que estar tan cerca para oír lo que él iba a decir y Mill estaba justo detrás de ella, estaba segura de que el vampiro podía ver todo.