—Encuentra una posada rápido, puedo sentir el calor.
—El sol sigue oculto, Señor —comentó Danag.
—Jael lanzó una mirada furiosa a Danag—. Sí, pero saldrá en cinco minutos. Prefiero no tener que lidiar con curarme de una quemadura de sol.
—Pido disculpas, Señor. Puede que se me haya pasado por alto que usted es más susceptible al sol que el resto de nosotros.
—Gracias por ese anuncio innecesario, Danag. Ahora, encuentra una maldita posada.
—No estaríamos en tal necesidad si cierta persona no nos hubiera hecho correr toda la noche —murmuró Erick.
—Bueno, gracias a cierta persona, acabamos de reducir nuestro viaje a la mitad —anunció orgullosamente Jael.
—Sí, porque nos hiciste seguir un camino no utilizado porque es más rápido, tenemos suerte de que no fuimos emboscados por Palers.
—Blah blah, podrás descansar todo lo que necesites cuando encuentres la posada. Ponte a trabajar y deja de hablar.