Ella cerró la puerta con un fuerte golpe y se apoyó contra ella. Se frotó el cuello, pero los orificios ya se habían cerrado. Lo único que le recordaba el incidente era la sangre en sus manos y el vestigio del miedo que aún podía sentir.
Se limpió las manos en el vestido negro y lentamente se despegó de la puerta. Cerró los ojos, dándose un momento antes de dar un paso alejándose de la puerta.
Pasó por su habitación y la siguiente. Sabía que el humano se estaba quedando allí, podía notarlo. Se acercó a las escaleras y se congeló, podía decir que alguien venía y no era alguien que le alegrara ver.
Instintivamente, alcanzó su cuello y trató de limpiar cualquier cosa que la delatara. Mantuvo su expresión y su espalda recta mientras subía las escaleras.
Podía sentir su mirada mientras él estaba parado en la parte superior de las escaleras, pero ella se negó a encontrarse con su mirada. Mantenía la vista al frente, ignorándolo completamente.