—Mauve.
—Sí —se oyó responder con la cabeza aún inclinada.
—Mill dijo que podrías estar enferma.
Mauve asintió. —Es solo por hoy, debería sentirme mejor en un par de horas o a más tardar mañana por la noche.
Sin respuesta.
Mauve levantó la cabeza cuando él no respondió para verlo girando alrededor del lado de su cama. Se acercó lo suficiente y se sentó junto a ella.
—Es lamentable que no puedas ir a la azotea durante este período. Sin embargo, tan pronto como la fiesta termine y los invitados se hayan ido, podrás pasear como desees.
Él tocó suavemente sus mejillas y ella apoyó la cabeza en su palma. ¿Por qué no había usado este enfoque cuando le dijo que podía salir de la habitación?
Él había dado la orden y cuando ella le preguntó al respecto, él la había cerrado. No podía esperar a que este período terminara porque sentía que estaba con una persona completamente diferente.
—Entonces, ¿no conoceré a ninguno de los vampiros? —preguntó ella.