—¿Te sientes mejor? —ella pudo escuchar la sonrisa burlona en su voz.
Ella se apartó y le golpeó el hombro. —¿Qué se supone que significa eso? —exclamó y lo miró furiosa.
—Bueno, parecías de mal humor antes —dijo él.
Mauve inhaló sorprendida, —No estaba de mal humor —exclamó—. Se veía mortificada.
—No dije que estuvieras, dije que parecías —él la observaba atentamente, sus ojos se movían mientras estudiaba su rostro.
—Es lo mismo —frunció el ceño y cruzó sus brazos. Levantó ligeramente la cabeza, desdeñando hacia su cara.
—¿Puedes ponerte de pie? —preguntó él.
Ella asintió, —Creo que sí —respondió.
—No te caigas —dijo él y la dejó cuidadosamente en el suelo.
Mauve tambaleó un poco y tuvo que usarlo como soporte, pero inmediatamente recuperó el equilibrio. Él la soltó con cuidado mientras ella se apoyaba en la puerta.