—Entre —dijo Mauve y ajustó las sábanas contra sus piernas.
La puerta se abrió y Mill entró con una bandeja. Mauve se animó inmediatamente al ver la comida. Mill la colocó a su lado y asintió con la cabeza hacia ella.
—Gracias —dijo Mauve y Mill salió de la habitación.
Mauve comenzó a comer la comida, comiendo rápidamente pero asegurándose de masticar bien antes de tragar. Estaba famélica pero eso no significaba que no tuviera la paciencia para saborear la comida.
Terminó la última de la comida y colocó el plato en la bandeja. Luego se recostó en el cabecero durante un par de minutos antes de deslizarse bajo las sábanas, exponiendo solo su cabeza, y se durmió.
Se quedó dormida en cuestión de segundos. El hecho de que ya no tenía hambre facilitó que se durmiera más rápido
(...)