Mauve abrió los ojos para ver que Jael ya no estaba en la cama. Se levantó inmediatamente y se frotó los ojos. La sábana se deslizó sobre su pecho dejando al descubierto su camisón.
—¿Te desperté? —dijo Jael lentamente, quitándose los pantalones.
Mauve negó con la cabeza, probablemente se despertó por sí misma considerando qué día era hoy. Estaba sorprendida de haber podido dormir algo.
Jael iba con la Dama Sabrina a la finca de Lord Garth. Ella sabía que él tenía la intención de irse temprano y quería despedirse de él. Considerando lo tarde que se había acostado, estaba preocupada de que no pudiera despertarse a tiempo.
—Deberías volver a dormir, el sol ni siquiera se ha puesto completamente aún —respondió Jael dándole la espalda mientras se dirigía al baño.
—No creo que pueda volver a dormir —respondió Mauve estirándose.
—Deberías, no dormiste hasta pasado el mediodía —dijo Jael mientras entraba al agua.
—Bueno, no es mi culpa no haber podido dormir temprano, te vas hoy.