Empujó sus caderas hacia adelante un poco y Mauve jadeó. Se sintió un poco extraño mientras se movía contra las sobre-sensibles paredes de ella. Ella retiró su cara de su pecho para mirarlo.
—Ya me has provocado suficiente —su mirada se oscureció con las palabras. Ella sintió un destello de miedo emocionado.
La agarró por la cintura y la empujó hacia abajo, introduciéndose él mismo lo más que podía. Entró con facilidad, las embriagadas paredes de ella se expandieron al máximo para acomodarlo.
—¡Ahh! —Mauve gritó, en su mayoría por la intrusión repentina y él presionando así como moviéndose contra sus escurridizas paredes.
Rápidamente arrastró sus manos lejos de su cintura y apartó la mirada de ella. —¿Te dolió? —preguntó, estaba agarrando las sábanas de nuevo. Sus nudillos ya pálidos parecían aún más pálidos en la luz tenue.
—Sí —respondió Mauve pero no fue solo dolor lo que sintió. Comparado con la otra sensación, el dolor era insignificante.