Mill no dijo mucho mientras ayudaba a Mauve a prepararse. Mauve parecía tener muchas cosas en su mente ya que miraba fijamente a la nada en particular.
Mill no podía culparla, la conversación que habían tenido antes fue un poco angustiosa. No pensaba que llegaría a contarle a Mauve sobre sus padres, no era algo de lo que hablaba.
Sin embargo, ella había parecido tan lamentable en ese momento y quería ayudar de cualquier manera que pudiera. Sabía que algo no estaba bien con Mauve. Podría decirse que había sido abandonada aquí.
—¡Ay! —Mauve de repente gritó en el cuarto silencioso.
—Solo lo levanté —regañó Mill.
—Sé, pero cuando lo levantas así me duele —se quejó Mauve.
—Entonces aplicaré el bálsamo. Con suerte, sentirás menos dolor después de que pase un tiempo.
—Está bien —murmuró Mauve y asintió.
—¡Ah! —Mauve gritó nuevamente cuando la sustancia tocó su mano.
—Mill se alejó inmediatamente—. ¿Qué sucede?
—Se siente frío pero también quema al mismo tiempo.